Los dejo con la hermosa obra
Soneto CCCXVII
Aquellos claros ojos que llorando
quedaban cuando de ellos me partía,
¿qué harán ahora? ¿quién me lo diría?
¿Por ventura estarán en mí pensando?
¿Tendrán en la memoria cómo o cuándo
lejos de ellos me vi sin alegría?
¿O se estarán aquel alegre día
que a verlos torne en el alma figurando?
¿Si contarán las horas, los momentos?
¿Si un momento tendrán por muchos años?
¿Si hablarán con las aves y los vientos?
¡Oh, bienaventurados fingimientos,
que en una ausaencia tal, dulces engaños
ofrecéis a los tristes pensamientos!
L. De Camoens
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