CICLOS
Si hay una característica que define a La Vida, es que ésta
se encuentra compuesta de ciclos; estos ciclos que la componen son como
círculos que se van abriendo (en la enorme diversidad de motivos) a través de
determinados momentos del camino. Algunos de ellos viven pequeños momentos, son
inmediatos, apenas pasaron como un suspiro, ya cierran su tiempo; otros en
cambio son de un recorrido más extenso, y llegan a ocupar grandes franjas de
nuestro tiempo.
Los ciclos, al cerrarse, al completar su trayectoria, consuman
un recorrido “físico” diríamos; pero realmente su círculo, su real propósito, culmina
en su recorrido “conceptual”, que es aquel cuando deviene en experiencia,
porque los ciclos solo se cierran si nos dejan su fruto; un ciclo se adormece solo
cuando ha despertado en nosotros otras ideas más grandes, cuando nos ha
desvelado a horizontes más lejanos por conquistar. Un ciclo se cierra cuando
sobrevive como nuevo impulso, cuando ha sabido abrir otro ciclo más superador.
Es maravilloso verlos, esos círculos se abren a cada paso, y
son como recipientes donde debemos verter la experiencia de nuestros pasos. A
veces un efímero círculo es una espina en nuestra senda, y ha vivido breve pero
intensamente, solo para hacernos replantear el camino que tomamos; a veces hay
ciclos que se han abierto (que hemos abierto) sin saberlo, y solo con el tiempo
descubrimos maravillados esa sucesión de cosas que de pronto cobran sentido y
se cierran con la sonrisa de su enseñanza. Y abrimos ciclos con un amor, y
abrimos y cerramos ciclos con cada respiro, iniciamos cosas con una sonrisa,
con una mirada, nuestros sueños se disparan con esas trayectorias, y nos acompañan
en ocasiones durante toda la existencia. Y hay que ver el espectáculo en que se
transforma la existencia, cuando esos círculos se iluminan con la luz de
nuestra reflexión y nuestra aceptación. Esas constituyen las luces del alma.
Hoy nos encontramos también en los últimos tramos de un
círculo, de un ciclo, que viene a cerrarse, y que viene a encontrar su íntimo propósito al
completar su trayectoria; es un círculo
que se ha ido llenando de otros pequeños círculos de las experiencias del año. Pero
este círculo hoy también cierra su recorrido “físico”, que es el tiempo humano con
que medimos las cosas de nuestro mundo, y he aquí entonces el sentido de mis
palabras, el deseo de que cada uno logre cerrar este año que ya se despide. El
deseo de que cada espacio que se abrió, encuentre su tiempo de culminación, que
cada paso halle su destino, que cada meta haya vislumbrado su horizonte, que
cada sueño haya sido bandera en lejanos mundos de la idea, que todo amargo dolor
nos haya dado el dulce fruto de un aprendizaje. En fin, que todas esas pequeñas
partículas circulares que componen el ciclo de este año que termina, también se
cierren con nuestra reflexión, con nuestro agradecimiento; como antes se dijo,
solo se cierran ante la visión de nuevas aperturas, solo si abren puertas a
nuevos desafíos. Hoy cerramos un enorme ciclo, un año, y abrimos otro,
superador, cargado de sueños, de esperanzas, con la íntima alegría de dar un
paso más, de decir que estamos en camino, que amamos la Vida.
Nada mejor que cerrar este ciclo, ni nada mejor también que
abrir el ciclo nuevo, sino recordando que vamos en pos de un Ciclo mayor, que
es la conquista de las luces del alma.
El Amor, es el círculo que todo lo abarca.
FELIZ NUEVO AÑO...!
Les desea Alberto Di Francisco
Es la maravillosa y eterna espiral ascendente de la que tanto nos habló tu padre y que pocos podemos decir que hemos logrado sentir su vibración y sentido!!!! bellas y sabias palabras!!!! mi deseo que muchos más seres logren vivirlo como espíritus en evolución con este cuerpo que nos presta la ley de Dios en su sabiduría. un gran abrazo desde el corazón!!!
ResponderEliminarRita Oliva: muchas gracias por tus palabras y por tu visita; siempre es bueno y gratificante saber que las palabras llegan al otro.
EliminarUn beso grande y Feliz Año!
Alberto